El cáncer y su huella emocional

El cáncer y su huella emocional: Comprendiendo el impacto psicológico

El cáncer es un desafío tanto para pacientes como para familiares. La incertidumbre ante pruebas y tratamientos médicos, el anhelo de ser comprendidos y queridos, la falta de información… son circunstancias que suelen provocar emociones negativas como ansiedad, tristeza, miedo e ira. Por ello, comprender el proceso emocional que atraviesan las personas afectadas por esta enfermedad y ofrecerles apoyo psicológico resulta esencial. En este artículo os hablamos del cáncer y su huella emocional: comprendiendo el impacto psicológico.

El impacto psicológico y emocional detrás de la palabra «cáncer»

A día de hoy, la palabra «cáncer» evoca una serie de implicaciones que provocan que, en numerosas situaciones, se perciba como la enfermedad más alarmante de todas, incluso por encima de otras condiciones también catalogadas como graves.

Según explican las psicooncólogas Carmen Yélamos y Elísabeth Berzal en un artículo publicado por la Asociación Española contra el Cáncer, tradicionalmente el cáncer representaba una enfermedad inexorablemente ligada a la muerte. Se procuraba ocultar su diagnóstico e incluso mencionar la palabra ‘cáncer’ continúa siendo un desafío para muchas personas. Es probable que ninguna otra enfermedad haya soportado un estigma negativo tan arraigado a lo largo del tiempo como el cáncer. A pesar de los avances en investigación, detección temprana y tratamientos en los últimos años, que han llevado a un notable incremento en las tasas de supervivencia, persisten viejos mitos.

El viaje emocional tras el diagnóstico de cáncer: comprendiendo las reacciones internas

Según un informe emitido por la Organización Mundial de la Salud en 2022, más de una tercera parte de las personas afectadas por el cáncer experimentan trastornos clínicos de ansiedad y depresión.

Y es que el cáncer marca un hito crucial en la vida de los afectados. Se desencadena un impacto que atraviesa diversas etapas, empezando con una sensación de shock inicial, negación e incredulidad, seguidas de confusión, sentimientos de impotencia, desesperanza y temores, para finalmente llegar a una fase de adaptación y ajuste al diagnóstico.

Naturalmente, todas estas circunstancias tienen un impacto en cómo la persona afectada se percibe y se define a sí misma, en su autoconcepto y su identidad personal. Pasa de ser alguien con una vida considerada «normal» a convertirse en una «persona enferma» o «paciente». Esto puede desencadenar diversas respuestas emocionales debido a la falta de control sobre la situación y los eventos.

Dependiendo del proceso y la etapa de la enfermedad, pueden surgir emociones intensas y desagradables. El miedo, la tristeza o la culpa, la pérdida de apetito y los trastornos del sueño, experimentar pensamientos intrusivos sobre el diagnóstico y su impacto futuro, dificultades de concentración… Asimismo, es común experimentar una sensación de incredulidad acompañada de pensamientos como «esto no puede estar pasándome a mí», lo cual puede desencadenar una negación de todo lo relacionado con la enfermedad.

Los tratamientos y sus efectos secundarios a menudo causan molestias y limitaciones. Los tratamientos pueden influir en la imagen corporal de la persona, así como en su sexualidad, fertilidad y autoestima.

En todo caso, los cambios experimentados tras el diagnóstico no siempre son negativos. Los valores personales se transforman a raíz del cáncer, lo que permite contemplar la vida desde una nueva perspectiva. De hecho, algunas personas que han atravesado esta enfermedad expresan que han aprendido mucho sobre sí mismas y han logrado mejorar su calidad de vida.

Cultivar el equilibrio emocional durante la lucha contra la enfermedad

La forma en que afrontas la enfermedad impacta en tu bienestar general. En este sentido, compartir tus inquietudes es un paso clave para manejar de manera más efectiva el torbellino emocional que surge durante estos momentos.

Las expertas en psicooncología de la AECC consideran que las personas afectadas por el cáncer y sus seres queridos, a menudo encuentran dificultades para identificar y comprender sus propios sentimientos, así como para comunicarlos a su entorno. En ocasiones, se abstienen de expresar sus emociones por temor a causar dolor a las personas cercanas o por sentirse culpables de experimentar esas emociones. Sin embargo, a largo plazo, la falta de comunicación cercana e íntima puede generar una mayor sensación de soledad y aislamiento. Por otro lado, fomentar un ambiente de confianza, apoyo y comprensión suele promover una sensación de calma y bienestar que ayuda a la persona a enfrentar este proceso.

Apoyo emocional y acompañamiento durante el proceso

Por otro lado, también es esencial resaltar la importancia de buscar apoyo de un psicólogo especializado en oncología a lo largo de todo el proceso de la enfermedad. La atención psicológica se enfoca en diversos aspectos, incluyendo la reducción del impacto emocional después del diagnóstico, mejorar la comprensión de los tratamientos, la comunicación y el apoyo familiar, así como ayudar a resolver problemas personales de organización. También, se brinda entrenamiento para mejorar la autoestima, la imagen corporal y la sexualidad, así como recuperar o establecer hábitos saludables de ejercicio y alimentación, participar en actividades sociales o prepararse para la reintegración laboral. Además, la atención psicológica juega un papel fundamental tanto para el paciente como para los familiares.

En conclusión, el cáncer representa un desafío tanto para los pacientes como para sus familiares. Las emociones negativas, como la ansiedad, la tristeza, el miedo y la ira, suelen surgir debido a la incertidumbre de las pruebas y tratamientos médicos, el deseo de ser comprendido y querido, y la falta de información. Por lo tanto, comprender el proceso emocional que experimentan las personas afectadas por esta enfermedad y brindarles apoyo psicológico resulta fundamental. Buscar la ayuda de un psicooncólogo a lo largo de todo el proceso puede ser de gran ayuda, ya que se centra en reducir el impacto emocional del diagnóstico, mejorar la comprensión de los tratamientos, la comunicación y el apoyo familiar, así como ayudar a resolver los problemas personales. El apoyo emocional y el acompañamiento son elementos esenciales para afrontar esta enfermedad de manera más efectiva y mejorar la calidad de vida, tanto de los pacientes como de sus seres queridos.